26 de febrero de 2015

LA ÉTICA DEL ERROR


LA ÉTICA DEL ERROR

El error está incrustrado en todo objeto creado por la ingeniería. Esto es así porque los ingenieros como todos, somo humanos. Consecuentemente, falibles.
Pocas cosas hay peores que pensar o decir: "Hubo error, pero yo no tengo la culpa".
Todas las profesiones tienen su ética específica. En verdad, toda acción humana, de consecuencia social, comprende una ética, esto es, comprende normas de comportamiento, consignando lo que es lícito y lo que no lo es. La ética profesional es el compromiso que adquiere el hombre de respetar a sus semejantes en el trato de la profesión que ejerce.
La acción profesional procura el sustento propio y el de la familia, así como también propende a la conservación de los elementos fundamentales de la comunidad y al desarrollo social. Siendo así, las acciones individuales y colectivas son valorizadas en cuanto a estos objetivos y en la medida que éstos sean contemplados. Hay, pues, una obligatoriedad moral en el comportamiento profesional de los ciudadanos, que implica respeto a la sociedad y a las personas con que se relacionan.
La ética profesional comprende un compromiso de comportamiento derivado de la propia acción de trabajo, de sus consecuencias, junto a los directamente interesados y a la sociedad en general. Ella constituye lo que se espera de la conducta dl un profesional. Es como una expectativa de comportamiento, sobre cuya base se establecen las relaciones entre la clientela y el profesional. Constituye así mismo una necesidad y un garantía para que exista un clima de confianza en las relaciones humanas y laborales del profesional.
Hace un tiempo atrás, se estaba fabricando un gran objeto cuando se detectaron en el proyecto errores graves que atentaban contra la seguridad y que la obligaban a detener la construcción.
No había duda. El ingeniero diseñador había cometido errores. Varios Graves. Ocasionaban pérdidas económicas: dinero y tiempo.
El diseñador fue convocado por el propietario para intentar resolver a la brevedad el problema que se había desatado.
El propietario era muy pragmático. No quería sancionar. Quería resolver. Y seguir adelante para reiniciar la obra.
Nadie habló de culpa, si se habló de los errores y del modo más rápido de resolverlos. Lamentablemente , el ingeniero responsable decidió no decir "me equivoqué". Optó más bien por defenderse de cualquier forma. Alegó que el proyecto era defectuoso porque le habían dado poco tiempo para elaborarlo y porque, además, le habían pagado muy poco. Se entró entonces en una absurda e innecesaria discusión que culminó, y se cerró, cuando el ingeniero, muy presionado, confesó que él no había elaborado el proyecto: lo había hecho un ingeniero asistente y el lo había firmado sin revisarlo.
Lógicamente el dueño denunció el caso al Tribunal de Ética del CIP, el cual sancionó severamente al ingeniero. No lo castigó por el error cometido sino por las graves faltas éticas en que había incurrido durante su "defensa" y el ingeniero asistente, joven de base competente, prosiguió una carrera mediocre. Fue destruido.
Es elemental. Si uno sabe de su error, debe reconocerlo y confesarse culpable. Ayudar a resolverlo y asumir las responsabilidades que implicaron tal situación. Luego, precisarlo, examinarlo, evaluar correcciones y registrarlo para se conozca y otros profesionales NO vuelvan a cometer ese mismo error.
Después, lo más difícil, hacer conocer en detalle la información completa de las causas que nos llevaron a cometer dichos errores y de qué manera se pudo evitar esta situación .
"La ética profesional es el compromiso que adquiere el hombre de respetar a sus semejantes en el trato de la profesión que ejerce."

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